Tributo en las Arenas

¿Queréis, sombras de la palabra dadme lugar?
os exijo la fuente de la medialuna
lustrosa mirada desde los acantilados
Tetis solitaria de las arenas doradas del sol sin tiempos
sirena del canto rebelde ¿dónde está tu diadema?
oculta la estéril voz de un dios inconfeso.

Tratásteis de erigir el imperio de la vida
bálsamo en vano,
como ave que remonta el Olimpo viendo truncado su vuelo
por la voz ablaciente de un Ra enfurecido
habéis caído en la palabra tormentosa de la noche.

Garras crispadas en gesto de combate
el amasijo de cuerdas y metal hacen reposar las cuerdas
entre las espigas que custodian el curso del gran río
¿cual sendero sigue tu pie, leche de la noche?
que revuelca su piel en la arena como caballos salvajes.

Si en la tablilla vieja el escribano hiende
la perenne memoria de lo que ha sido y no es
jardín mortal de la arenisca lavada de sol.

Elevo mi lira a los ojos de Isis dormitante
clamando la balanza que equilibre la muerte yaciente,
bramando la argentina pared que alguna ocasión contuvo
éstas voces infectas de la rebelión incipiente
Toda la fuerza de las agresiva corrientes del Nilo.

Te recuerdo hoy, a ti que no pudiste nacer
y tras las estancias del tiempo has permanecido
incólume y envuelta en las alas del misterio,
este es mi tributo a tu broncínea palabra
la respuesta adeudada al canto del cisne
Tetis majestuosa en la arena solitaria.

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