María Calcaño
El Desafío de Ser


La imagen mira desde la lejanía de otra época, tres fotografías nos han quedado en sus obras, datan de la primera mitad del siglo XX. Vemos en ellas a una mujer de rasgos finos, labios perfilados y graciosos, ojos, brillantes profundos que miran, invitan, inquieren y exploran, enmarcados por unas cejas delineadas en aguda línea y amplia frente de pensadora o quizá soñadora. La imagen en sepia nos invita a preguntar, a indagar, a buscar bajo la superficie de su níveo rostro las sensaciones y pensamientos de esta bella figura de María José Francisca del Carmen Calcaño Ortega.

No obstante, aceptar la invitación, no es una tarea fácil, su obra es escasa, esparcida en el tiempo, de poca difusión y poco tiraje. Basta consultar el Diccionario Enciclopédico de las Letras de América Latina1 para constatar que no hay una entrada bajo su nombre. Esta poetisa nacida en Maracaibo el doce de diciembre de mil novecientos seis vio en vida la publicación de dos poemarios: “Alas Fatales” 2 y “Canciones de oyeron mis últimas muñecas”3 ; su viudo se encargó de completar la terna con la obra póstuma “Entre la Luna y los Hombres”4 hoy prácticamente desaparecidas.

Si su obra ha llegado a nosotros se debe a que a fines de siglo se publicaron una antología de su obra bajo los auspicios de la universidad del Zulia5 y su obra completa6 bajo el patrocinio de la sociedad dramática de Maracaibo, sin duda la mejor fuente para acercarse a su poesía, aunque el tiraje de 1000 ejemplares hace difícil ubicar esta obra que en 256 páginas resume todo lo expresado en los tres libros que se publicaran de Calcaño. La obra completa tuvo a bien respetar la ortografía y gramática original de las publicaciones iniciales convirtiéndose en algo así como una edición facsimilar.

María Calcaño se ha convertido por otra parte en una referencia constante al hablar de ciertos ámbitos literarios del país: como mujer, forma parte de las pioneras en la expresión vanguardista, como zuliana es de las primeras en romper con el pesado y barroco estilo de la poesía de esta región, como poeta es la primera mujer venezolana que escoge el tema del erotismo como eje principal de su obra y por último y por esta misma circunstancia es piedra de escándalo en su época hecho que nunca dejará de asociarse a su nombre en todos los comentarios que a ella se refieren.

Como ejemplo de estos comentarios podemos referirnos al prólogo de su antología poética en el que Cósimo Mandrillo nos dice:

“No está afiliada a ninguna escuela literaria, no padece de "ismos” y es muy difícil que la mentalidad conservadora de sus contertulios viera con buenos ojos aquel intento de ruptura formal que era la poesía de Calcaño. Por otra parte el desafío debía ser peor aún por cuanto la poetisa escoge una materia más que escabrosa para la época y la ciudad: el erotismo.”7

Su obra ha sido citada y estudiada debido a estas circunstancias y características, por ejemplo hay un artículo sobre la expresión erótica y su relación con la literatura8 uno más sobre el contexto de su contribución a la expresión de la feminidad en la literatura venezolana9, otro sobre la historiografía de la escritura venezolana10, igualmente se la menciona en un estudio sobre la contribución del Zulia a la literatura Caribe Hispana11 y en un estudio sobre la literatura venezolana que procede desde Madrid12, existe asimismo abierta una solicitud de aporte económico para realizar una película sobre su vida y una biblioteca en Maracaibo lleva su nombre.

Una constante en todos los estudios sobre Calcaño es el marbete que ha perseguido a su obra desde la aparición de Alas fatales: El erotismo. Mandrillo apunta sobre este libro que sus metáforas son fácilmente descifrables por un niño; y ello es cierto, no obstante esa característica es el eje que constituye el núcleo de la belleza de Alas Fatales, la ausencia de complejas estructuras y figuras del lenguaje, la sencillez con la que se han estructurado los versos son la mayor fortaleza de este poemario.

Alas Fatales está constituido por 80 poemas divididos en 5 secciones: Ahora, después, el tiempo inmenso, cualquier tiempo y momentos. Ahora es la sección dedicada al cuerpo, a la sensualidad, al erotismo, al cuerpo y al llamado y la exploración del placer:

Carne

Carne...
difunde el aliento
de tu pecado más hermoso:
tu eres como un jardín
Vacíate
en el que quiebra
el tapiz de oro de tus vellos
dócil
como las criaturas que esperan a Dios
Prende como rosas desnudas
las cien cabelleras desordenadas
Carne...carne mia!
intensamente llama,
intranquila poseedora:
abre!
tu eres como un jardín.
13


Totalidad

Ya suben tus manos
en mi carne apretada
ya me suben tus manos,
y te siento la venas
tan ardientes y llenas
¡que dan vuelos!
Ya me ahogan los pechos
y se adueñan
de todos los tesoros...
sobre la quemadura de los cuerpos
crujen las ligaduras
de los brazos estrechos
¡Ya tengo tu carne,
ya la tengo completa!
sobre mi vestidura
de finos vellos de oro.14

Después es una serie de poemas sobre la perspectiva de la muerte. El tiempo inmenso exalta la emotividad de la maternidad, exulta la delicia de la perpetuación y la delicia del deseo del vástago:

“¡Infeliz!, ¡infeliz si no has sentido
este entusiasmo loco
de tener un hijo!”15

“¡No es placer
lo del alumbramiento!
pero que hondo estremecimiento
cuando nos gritan desde adentro:
¡Mujer!”16

Cualquier tiempo es una colección de poemas sobre la cotidianidad de su vida, su vecindario, sus hechos simples siempre desde una perspectiva muy femenina que no descarta esporádicamente la visión sensual de algunos eventos y personajes, sin embargo los menos en esta sección. Momentos es una colección de epigramas atrevidos, enérgicos, en franca oposición y cuestionamiento a todo convencionalismo:

“Y vengo sola
¡no pudo
nadie
con mi desnudo!”17

En algunos fragmentos llega a tocar los símbolos de la religión:

“Yo conozco a Jesús
cuando lo sueño como un nardo,
desnudo
sin milagros y sin cruz”18

Aunque como se aprecia en este epigrama la escritura de Calcaño raya en el cuestionamiento a la religiosidad constituyéndose por tanto en un desafío a la autoridad, Alas Fatales tenía, para el momento de su publicación, todos los atributos para hacerse acreedora de no pocos denuestos de parte de los sectores más conservadores de la época, no es una obra exclusivamente erótica, abarca otros temas, otros horizontes, otras visiones, aunque indudablemente la obra comienza con esa exaltación al cuerpo, a la magia de la sensualidad, a la conjugación de pieles bajo el influjo de eros, no se queda allí, sino que desde la abigarrada sensación de la dermis se expande hacia una cosmovisión haciéndose ojos de mujer que busca y palpa, que inquiere y entiende el universo entero desde su femenina sensación corporal.

"El poemario de María Calcaño cayó como explosivo en un polvorín de burgueses, curas y filisteos, y lo tildaron de "inmoral", "crudo" y otras barbaridades más.

Algunos compañeros de Seremos tuvieron objeciones de hacerle y los más quedaron en silencio sonreídos”19

El término Seremos al que hace referencia Pocaterra en su crónica se refiere a un grupo literario de la ciudad de Maracaibo que tuvo su época de influencia y desarrollo en los años en que Calcaño publicó su primer libro. Calcaño no perteneció a tal grupo, pero si su segundo esposo y algunos de sus relacionados.

Luego de un largo silencio literario, confinada al ejercicio de una poesía solitaria, luchando contra un cáncer que fatalmente la habría de vencer el veintitrés de diciembre de 1956; ve publicado su segundo libro, precisamente el mismo año de su muerte. Canciones de oyeron mis últimas muñecas es un poemario más breve, constituido por cuarenta piezas en una sólida unidad estructural. Muestra en él una madurez literaria aunque mantiene intacto su tema erótico y el desenfado de su verso. A diferencia de los que componen Alas fatales, estos carecen de título, sólo un número permite su identificación.

Se trata un poemario más maduro, con un estilo más elaborado, se percibe en él una marcada elaboración en la que con mucha probabilidad hayan tenido influencia sus viajes a Colombia, Ecuador y Perú, así como la correspondencia de su segundo esposo Héctor Araujo Ortega y su círculo de amistades que incluía la comunicación epistolar con Pablo Neruda. Mandrillo en el prólogo de su Antología poética señala dos elementos importantes para entender la evolución que se aprecia ente el primero y el segundo libro. Nos dice:

“Mucho antes había contraído matrimonio, cercana a los catorce años la proveyeron de un marido y la declararon esposa, mujer adulta y seria mientras ella pensaba en muñecas de trapo.20

La temática esencial se mantiene centrada en la percepción femenil del universo que iniciara con Alas Fatales, hay sin embargo otros elementos que no pueden ser despreciados como el tratado en el poema 10 acerca de un mendigo que se queda embelesado ante la puerta sin tocar al escuchar los ruidos de risas y alegrías dentro de la casa. Es de observar que es el gozo sensorial que causa el estímulo en el hombre lo que le detiene. En su obra, lo que exhalan sus versos no está limitado al erotismo, ni siquiera definido por él, es la percepción corporal asimilada en sensación psicológica, sublimada a deidad y expresada en vocablos lo que impregna sus líneas, lo erótico proximal es sólo una de esas variedades de percepción, una de las formas de absorber los infinitas formas que adopta el universo hasta hacerla placer en supremo acto creador reservado más que a la raza humana, a la mujer como ente generatriz, receptora y portadora de la letra seminal.

Así, es posible ver como el elemento perceptivo corporal se exuda desde los aspectos más triviales de la cotidianidad:

8

Su camisa es de tela
corriente
pero cuando se acerca
es como una llama
que se abraza a mi cuello
Porque me olvido de todo.
No sé si grito de amor
o es el trance
de la quemadura
que mi sangre mantiene
como una flor de llama
Y no conozco su nombre.
Ni recuerdo su cara.
Pero pasa a mi lado
y yo vuelvo a morir.21

Hay en este libro un continuo uso del término "señor" y substantivos provenientes de la nobleza para designar al sujeto de su deseo:

26

¡Si, ya te tengo!
te llevo secuestrado
en mi pecho de muchacha florida
Contigo huyo cantando
primavera adentro...
¡Rey!
¡tan valiente y tan grande!
¡Y cómo te escondes
igual que un pedacito de nada
en mi corazón!22

Héctor Araujo, su viudo, se encargó como homenaje póstumo de tramitar la publicación de Entre la Luna y los Hombres. El tercer libro tiene el estilo más elaborado de su obra, el lector menos avezado diría sentir en él un erotismo más lejano que en los anteriores. Sin embargo si se busca en él no el elemento erótico propiamente, sino como ya lo hemos apuntado la percepción femenina del mundo lejano y extraño desde la perspectiva cercana e inmediata de la corporeidad, vemos que el tema se mantiene incólume ante la evidente evolución de su técnica que se muestra en su mayor estadio de perfección. Esta elaboración se puede juzgar a partir de los propios títulos de los trabajos: “Dádiva de tu sangre más allá de la muerte”, “Por el bello fauno arrebatada”, “Proximidad de tu sombra en la distancia” o “Poema del destino fundamental” son algunos ejemplos del nuevo manejo conceptual que va a desarrollar Calcaño en este tercer trabajo.

Hay mayor profusión de elementos filosóficos, más preguntas acerca de la naturaleza de la propia percepción en este libro, y una evidente preocupación por la muerte, nuevamente el cuerpo y su percepción sensorial, límbica y primaria es el marco que sirve de presentación a estas cuestiones, y nos dejaríamos engañar si únicamente nos circunscribimos a ese claustro referencial. Al final una serie de breves reflexiones identificadas como micropoemas funge de cierre al libro.

Así la misma mujer que en 1935 se mostrara desafiante y agresiva ante la sociedad en que le correspondió vivir con un libro elemental, directo y agudo, concluye su obra con un aterciopelado y melifluo canto a la sensual exploración del mundo, pero habiendo acumulado más preguntas de alcance infinito, como invitando a sus seguidores a buscarles una respuesta satisfactoria, si es que la hay, para el propio arte de vivir y cantar. Se despide así firme en su arrebatada defensa a ser doblegada por lo convencional y lo impuesto, cuestionando hasta el final las razones de su tránsito:

¡Tenerme, tenerme Toda!

Tenerme
es algo más que este clima de noches blancas,
flotando en mi alegre vestidura.
Tener mis brazos cargados de leyendas
de cauces misteriosos, de islas
y de niños errantes que me piden el pecho
Y tener todos mis momentos
los que elevados en gritos
hicieron de mi carne su tejido.
Y esta pincelada de lunas nuevas
que bajo los hombres
tiene el propio sabor de la vida
¡Tenerme, tenerme Toda!
Aún para las dulce siegas
mi vientre está elevado...
¡Ay!, que soy solo esto:
tierra pegada a la tierra,
cielo que me circunda, y me huye, y me alumbra.
escalerilla de niños
Casa de azúcar...
ya no te gustaría otra mujer!23

En este micropoema se percibe la presencia del elemento censor en su vida:

“Un pequeño retozo son mis pechos,
separados por un ceño católico
que los manda a callar...”24

En este otro se aprecia la preocupación por la muerte tal vez inminente, tal vez lejana y vemos en la pregunta que el propio pensar en ella va transformando a la artista, madurando y evolucionando a media que pasa el tiempo no en año sino ya en horas:

“Trece de junio.
Doce de la noche...
¡mi muerte ya no fue hoy!
(¿pero acaso
soy la misma de ayer?)”25

En este se puede sentir de nuevo la intervención de las parca como elemento definitivo, diferenciador y absoluto en la perspectiva humana:

“Vivimos casi ignorados...
y que tenga que ser la muerte
la que nos señale
para que la gente nos vea!”26

Es menester coincidir con lo críticos e historiadores en lo novedoso que fue la obra de Calcaño para su momento. Su valoración hoy en día es justicia dada la madurez que se ha alcanzado. De este modo lo señalado por Ana María Romero en su exhaustivo recuento de los movimientos literarios nacidos en el Zulia, que abarcan desde la imitación de escuelas estéticas europeas, por parte de los escritores y poetas hasta el llamativo movimiento de Maracuchismo-Leninismo:

“Entre las voces poéticas ajenas a tendencias o grupos literarios dentro de la región o del resto del país está la de una mujer marabina: María Calcaño. No siguió los moldes estéticos ni los temas sociales tan imperativos en la tercera década del siglo veinte. No miró al Lago o a la ciudad para buscar inspiración, tampoco tenía deudas con el romanticismo o el modernismo. Su obra de sólo tres volúmenes fue escrita, como Stendhal para ser leída por otras generaciones, como la actual. La temática elegida fue subversiva para la época: el erotismo; el estilo asumido fue el vanguardista. En 1935, con el dictador Gómez agonizando y la literatura encorsetada en los moldes ya nombrados, esta poeta se abrió paso ante sus amigos de grupos literarios como Seremos, con una elección vital que la ha agigantado con el paso del tiempo y que en su momento significó un silencio censor por parte del medio socio - literario en el cual hizo vida. María Calcaño es una exquisita y aislada poeta vanguardista sin seguidores ni antecesores, ni en la región, ni en el resto de Venezuela. Una posible investigación para el futuro sería indagar en otras poetas que hubieran tratado el mismo tema en alguna ciudad del área caribeña hispana.”27

Hay pendiente un estudio mucho más profundo de esa percepción femenina el universo que fue la voz de María Calcaño, para ello es necesario adentrarse más entre sus líneas de sudor y respiros, percibir de sus palabras la magia de la emotividad, la grácil palabra de una niña llevada a la adultez con precipitada vehemencia y a la vez, y a no dudarlo, con delicado tacto para no menoscabar su alma de poetisa, haciendo de la carne el pasadizo hacia una profunda y firme la emotividad sensorial que no se vio menoscabada por la maternidad y su dolor sino que se potenció en ella nutriéndose para seguir indagando más sobre la magia de la vida, de la pasión que mantiene la línea ancestral de lucha incólume e infatigable.

Hay en esta alma de mujer una reveladora certidumbre de que trascender la noción del cuerpo como elemento generatriz del pecado es el primer paso para encontrar en su propio seno, en su misma esencia la raigambre de la epifanía, la euforia de poder desprenderse de la hipocresía de sentir y no decir, de ser y no parecer, de reír de vida mientras se parece el estirado reflejo de un cadáver. Y hoy día esto evidentemente no parece una novedad, son las circunstancias y el tiempo en que fue propuesta esta visión lo que les da un mayor mérito. Desde los cincuenta años que nos separan de su muerte esta noción se diluye, pero no será posible en el país arrebatar a María Calcaño la primacía en la exploración literaria de la sensorialidad humana desde la apreciación de sus poros. De este modo en 1961 se da cierre a una obra de la que nos habría agradado degustar más para comprenderla con mayor plenitud, tales son las percepciones que delinea ese rostro que me mira hoy desde su sepia distante.


1- Diccionario Enciclopédico de las Letras de América Latina. Caracas. Biblioteca Ayacucho. Monte Ávila Editores. 1985
2- Calcaño María. Alas Fatales. Santiago de Chile. Imprenta Nascimiento. 1935.
3- Calcaño María. Canciones que oyeron mis últimas muñecas. Caracas. Asociación de Escritores Venezolanos, Colección Cuadernos Literarios número 92. 1956.
4- Calcaño María. Entre la Luna y los Hombres. Maracaibo. Ediciones Amigos 1961.
5- Calcaño María. Antología Poética. Maracaibo. Ediciones de la Universidad del Zulia, Colección La Musa Libre. 1983.
6- Calcaño María. Obra Completa. Maracaibo. Ediciones Pancho el Pájaro. Fondo de la Sociedad Dramática de Maracaibo. 1996.
7- Mandrillo Cósimo, en prólogo de la Antología Poética págs. 25-27.
8- Venti Patricia. María Calcaño: Cuerpo y eros. Revista Actual 22 Vol: 1 Nro: 22 Abril-Junio 1992. págs. 51-66
9- Pantin Yolanda. Entrar en lo bárbaro. Una lectura de la poesía venezolana escrita por mujeres. en pantin.htm el 22/09/2004.
10- Boersner Juliana. Modernidad y escritura femenina en Venezuela. Revista Nacional de Cultura Número 327 año LXV 2003.
11- Romero P. Ana María. La Literatura zuliana en el marco de la Cultura Caribe Hispana. Barranquilla. Revista Trimestral de Estudios Literarios Volumen V, Número 18 Julio-Agosto-Septiembre de 2004 Departamento de Idiomas Facultad de Ciencias Humanas - Facultad de Educación. Universidad del Atlántico y en el xxx 22/09/2004
12- Muñoz Arteaga, Valmore. Notas sobre literatura venezolana. Madrid. Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid. 2004 y en http://www.ucm.es/info/especulo/numero26/livenez.html
13- Calcaño María. Obra Completa. Maracaibo. Ediciones Pancho el Pájaro. Fondo de la Sociedad Dramática de Maracaibo. 1996. pag. 28
14- Calcaño María. Op. Cit. pag. 49.
15- Calcaño María. Op. Cit. pag. 69.
16- Calcaño María. Op. Cit. pag. 102.
17- Calcaño María. Op. Cit. pag. 103.
18- Calcaño María. Op. Cit. pag. 101.
19- Pocaterra, José Ramón. Alas Fatales de María Calcaño. en diario Panorama. Maracaibo. 23 de Diciembre de 1957.
20- Calcaño María. Antología Poética. Maracaibo. Ediciones de la Universidad del Zulia, Colección La Musa Libre. 1983. pag 25.
21- Calcaño María. Obra Completa. Maracaibo. Ediciones pancho el Pájaro. Fondo de la Sociedad Dramática de Maracaibo. 1996. pag. 120.
22- Calcaño María. Op. Cit. pag. 212.
23- Calcaño María. Op. Cit. pag. 212
24- Calcaño María. Op. Cit. pag. 240
25- Calcaño María. Op. Cit. pag. 230
26- Calcaño María. Op. Cit. pag. 224
27- Romero P. Ana María. La Literatura Zuliana en el Marco de la Cultura Caribe Hispana. Barranquilla. Revista Trimestral de Estudios Literarios Volumen V, Número 18 Julio-Agosto-Septiembre de 2004 Departamento de Idiomas Facultad de Ciencias Humanas - Facultad de Educación. Universidad del Atlántico y en el xxx 22/09/2004.

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